El verano de 2011 lo recordaré como aquel verano más diferente de lo normal. O incluso me atrevería a decir que lo recordaré como el primer verano, de muchos que le sucedieron, que ya no fue verano.
Lo cierto es que me colé en la oficina de AIREVISUAL y allí me planté. Y con ello tener que vivir en otro lugar, coger transporte público y tener paciencia y asimilar que el tiempo y el espacio en Madrid son variables que no podemos controlar.
Lo cierto es que me colé en la oficina de AIREVISUAL y allí me planté. Y con ello tener que vivir en otro lugar, coger transporte público y tener paciencia y asimilar que el tiempo y el espacio en Madrid son variables que no podemos controlar.
El primer día que entré por la puerta naranja de la oficina llevaba una maleta naranja en la mano, lo de la maleta me hizo pensar algo absurdo. Pensé: maleta naranja, puerta naranja, ¡quizás tengamos más cosas en común de las que yo pensaba!
En una palabra, yo vine a AIREVISUAL a aprender, y realmente puedo decir que he aprendido infinitas cosas. Creo que es necesario concretar el término infinitas cosas: ahora ya sé hacer pulseras de fimo, vinagres aromáticos... Conozco a los personajes de La Regenta. Y he aprendido cómo conseguir que la ropa no se estropee con los lavados... ¡Vaya!, con todo lo que sé ya puedo decir que me he hecho mayor... Aunque sólo sea por haber aprendido a editar y a dar forma a cada uno de estos temas tan interesantes. Además, si a tanta lección constructiva le sumas apreciar que las personas que te rodean, y con las que trabajas, te ofrecen una acogida (tanto profesional como personal) muy gratificante, ¿qué más puedes pedir?
Me gustaría contaros más cosas que he aprendido. He aprendido que las “Remán” no son unas zapatillas de marca último modelo, sino una Reunión de Mantis: un encuentro donde organizarse y compartir diferentes perspectivas de temas y proyectos importantes que se hace en una mesita acogedora y en un ambiente que también lo es. He aprendido que un espacio de 70 metros cuadrados puede convertirse en un hogar tranquilo, apacible, donde compartir buenos momentos y hacer del trabajo una forma de expresión y la complicidad de un equipo; una simbiosis de generosidad, compañerismo, esfuerzo y constancia.
Así que sí, colarme y plantarme en AIREVISUAL ha supuesto que piense que en el mundo de la comunicación todo es posible y que no hay reto que no se pueda discutir con un café entre las manos. Pienso tomar buena nota de la lección y espero continuar con la mente y los ojos bien abiertos para seguir aprendiendo de cada instante.
GRACIAS Blanca, Irene y María.
Laura
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